Te miro y te juro que soy capaz de verlo todo.
Te veo esperándome en San Juan de Dios una bendita noche de febrero, veo un paseo en el que éramos amigos y un banco en el que pasamos a ser algo muy distinto. Te veo paseando por Córdoba y Sevilla incontables días de todas las estaciones.
Veo un resumen de todos nuestros días: de las mañanas perezosas en la cama, de los desayunos que se convierten en comida, de las horas en la cocina preparándonos cosas ricas para sorprendernos, de las siestas con película en las que no hay siestas ni películas, en el tiempo que me esperas impaciente a que termine de arreglarme, al momento de subirnos al ascensor, mirarnos en el espejo y darnos un beso. Veo todos nuestros besos.
Veo nuestros cuerpos tostándose al sol sobre la arena blanca de Tavira y nuestros cuerpos llenos de arena en Isla Canela. Nos veo haciendo el pino en Praia do Barril y las carreras hacia el agua. Veo tu mano rescatándome de las caídas en la Garganta de los Infiernos y nuestras manos entrelazadas antes de tirarnos al agua en Robledillo de Gata.
Te veo en modo vuelo y totalmente conectado conmigo, también veo días que se pasaron demasiado rápido y otros que fueron eternos y geniales. Veo tu infancia a través de todo lo que tú me cuentas y también tu adolescencia, que tuve la suerte de conocer, veo a tus padres y a tu hermana y entiendo porque tú eres así.
Nos veo incontables días emocionados eligiendo cervezas para ambas colecciones y nos veo bebiéndolas, esperando atentos a que el otro acabe el trago y de su opinión. Te juro que nos veo cerveza en mano toda la vida, con una vitrina llena de botellines en casa y ahora, también fabricándola.
Te miro y veo futuro, veo un futuro increíble y contigo, sin lugar a dudas. Veo planes cumplidos, juntos y por separado, y la alegría de los momentos compartidos. Veo que no necesito a nadie que me complemente sino que me acompañe, que junto a mí, haga que todo sea más bonito. Veo que no nos hace falta ser 2 en 1, que los basta con formar un perfecto equipo de dos. Un dúo inseparable que sabe estar separado pero prefiere no estarlo.
Te miro y siento infinitas ganas de subir cientos de escalones más.
Te miro y te juro que soy capaz de asegurar que no quiero dejar de mirarte nunca.